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jueves, 2 de octubre de 2014

Alas y Despedidas: Finalista "Que Pasaría Si..."

ALAS Y DESPEDIDAS

-Max Lightwood (Cazadores de Sombras) y Castiel (Supernatural)




Castiel estaba sentado en su banca favorita en el Jardín del Cielo, mirando a todas las personas que lastimosamente habían muerto recientemente. La gustaba mirarlas, pues veía también sus almas, lo más importante de cada uno. Todas las almas son diferentes, pero con el mismo poder. 
Era una hermosa vista.
Estaba tan concentrado viendo las almas y pensando en aquel hombre cuya alma había restaurado hace tanto ya, que Cas no se dio cuenta de un chico de no más de 12 años acercandose por su derecha sino hasta que lo tuvo a su lado, sentado en la banca. Era bajito, con pelo negro y despeinado y gafas grandes, y tenía una curiosa sonrisa que mostraba emoción.
Cas lo miró.
“Hola”, le dijo el chico. Señaló las negras alas de Castiel, acomodadas en su espalda de manera que no le estorbaran al sentarse. “¿Son alas de verdad?”
“Si. ¿Por qué no lo serían?” respondió el ángel.
“No se, nunca había visto alas. De hecho, creía que no existían los ángeles.”
“Hm. ¿Y eso?” 
“Mi hermano Jace decía que no eran reales, ni Dios tampoco, porque nunca se han manifestado.”
Castiel se rió entre dientes.
“Yo conozco a alguien que pensaba igual que tu hermano. Luego me conoció a mi” dijo Cas, trayendo a su mente la imagen de Dean.
El niño no respondió. Estaba ensimismado por las alas de Cas, que se sacudían por el viento. Cas se dio cuenta como las miraba, y sonrío. “¿Quieres tocarlas?” 
La cara del chico se iluminó de una manera tan hermosa, que Castiel no pudo evitar sonreír más. “¿Puedo?”
“¿Por qué no?”
El chico estiró sus pequeñas manos hacia las alas, y acarició las alas. Su cara se partió en dos con esa enorme sonrisa que mostraba sus dientes. 
“¡Se siente tan suave! Pero… No son plumas. ¿Por qué no son plumas?”
Castiel soltó una carcajada. “¿Plumas?” ¿Por qué serían plumas?”
“¡Así son en los comics!”
Cas siguió riéndose, un poco más calmado. “Los humanos tienen una gran imaginación”.
“Yo no soy un humano corriente.” Dijo el chico, con orgullo.
“Lo supuse. Tu alma te delata, cazador de sombras.”
Se sorprendió el cazador. “¿Puedes ver mi alma?” Cas asintió. “¿Y como es?” 
“Es… Hermosa. Suave y tierna. Como los pétalos de una rosa. Pero muestra una valentía y fuerza de un león, y mucha curiosidad… Por un mundo que no alcanzó a conocer. Y tristeza. Dolor. Por alguien cercano a ti.” El niño dejó de sonreír. Al ver eso, el ángel se arrepintió de sus palabras. “Lo siento. No soy bueno con las emociones y sentimientos humanos. Perdona.”
“No hay problema.” respondió el muchacho, pero las lágrimas en sus ojos decían lo contrario.
A Castiel se le rompió el corazón al ver a aquel niño, tan joven, con una vida no muy larga pero si maravillosa por delante, arrancada a la fuerza por un adolescente con sangre de demonio y sed de poder. ‘No es justo’, pensó.
No sabía que hacer, hasta que se le ocurrió una idea.
“¿Quieres decirle algo a tu familia? Puedo buscarlos, y mandarles un mensaje de tu parte."
El niño alzó la cabeza. Unas lágrimas resbalaban por sus mejillas. “¿En serio?”
Cas sonrió. “No lo dudes. Incluso, puedo ir ya."
Se secó las lágrimas rápidamente. “¡Si!” Prácticamente 
saltó de la banca. “Ah… Ah…” Una mirada de confusión apareció. “No se que decir.”
Cas lo miro con sus grandes ojos azules. “¿Les dijiste adiós?”
“No… No tuve la oportunidad.”
“Ahí tienes que decir. Si quieres les digo que estás bien. Solo para que no se preocupen. Más.”
Abrió sus brillantes ojos grises, inundados de lágrimas y con esperanza escrito por toda su cara. “Gracias.”
“No hay problema,…. Eh….”
“Max. Max Lightwood. ¿Y el tuyo?”
“Castiel.”
“¿Solo Castiel?”
“Solo Castiel.” Confirmó el ángel, mientras se paraba y estiraba sus alas.
“Wow.” Exclamó Max, al ver como estas alcanzaban una longitud de más de tres metros. 
“Adios, Max.” Se despidió el ángel y se dirigió al final del Jardín.
Ya iba llegando, cuando sintió unos brazos rodeándolo por detrás. Se volteó, y vio el alborotado pelo de Max. El chico lo soltó y lo miró a los ojos, casi sin parpadear. Un par de ojos grises mirando fijamente a un par de ojos azules.
“¿Le puedes decir a mis padres que los amo, y a mi hermana Isabelle y a mis hermanos Alec y Jace que son lo mejor que tuve?” dictó el muchacho, casi sin aire por perseguir a Cas.
“Anotado.” 
“Muchas gracias.” Volvió a abrazarlo, con más fuerza. 
Castiel no pudo evitar sonreír con ternura y devolverle el abrazo. “Cuidate, Max.”

Se soltaron, por segunda vez. Castiel llegó al final del Jardín, se despidió de Max con una sonrisa, y se desapareció, pensando en reunirse con Sam y Dean, pero solo después de cumplir la importante misión.


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