ENCUENTROS
-Jace Herondale (Cazadores de Sombras), Will Herondale y Jem Carstairs (Los Orígenes)-
... Contiene Spoilers de CoHF y CP2
La pequeña balsa se movía sola, sin motor, sin remos, sin magia. Sólo seguía el curso de un estrecho río de aguas claras que reflejaban la luz plata de la luna. El movimiento rítmico y constante me tenía algo adormecido, pero ahora que lo pensaba, no me acordaba de cómo había llegado aquí. El último recuerdo coherente que encuentro es ver a la más hermosa peliroja sentada al lado mío, sonriéndome y tomándome firmemente la mano derecha… y eso es todo. La balsa choca contra una orilla y se detiene, supongo que es señal de que me baje.
–Ya era hora de que dejaras de causar problemas en la tierra –dijo una silueta en la oscuridad. Por el tono de voz deduje que el dueño era un joven de unos 18 años.
–¿Tu me puedes decir qué hago aquí? O ¿Dónde demonios me encuentro? –le dije a la silueta teniendo mis dudas si estaba hablando con un mundano o un cazador.
–La belleza es de familia, pero Jace, a ti te la quedaron debiendo.
–Me está diciendo ‘feo’ la silueta sin rostro parlanchína…. Por favor, cuéntame más. En serio necesito saber cómo regresar.
–A partir de aquí no hay retorno, Jace. –dijo la sombra mientas daba un paso fuera de la oscuridad. Lo primero que noté fueron sus ojos azules y su cabello negro, por el Ángel, sí que se parecía a Alec, pero había algo que me decía que él no era de la familia Lightwood, tal vez su forma de mirar con algo de arrogancia y diversión. Su voz me trajo de nuevo de mis pensamientos–. Debes seguir caminando por aquel camino –dijo señalando con su mano derecha un sendero por el medio de un bosque y fue cuando lo ví. Su anillo–. Luego encontrarás a alguien que te hará seguir.
–Eres un Herondale.
–Brillante deducción, rubio. –dijo mientras se sentaba. Un segundo, ¿rubio? Pero si mi cabello hace algunos años era blanco gracias a las canas. Me acerqué al agua y retrocedí de inmediato al ver a un Jace de unos 18 años devolverme la mirada–. Sabía que estabas de acuerdo conmigo, no eres el más guapo de los Herondale.
–¿Pero qué mierda?
–¡Hey, yo de ti cuidaba mis palabras! Aquí estás mucho más cerca del Ángel Raziel y no queremos que te devuelva a la tierra a hacer una buena acción.
–Eso sería fácil, me desvisto en medio del Central Park y cumplo los sueños de un par de señoritas.
–Y sólo en segundos estarías aquí de vuelta porque Clary no dudaría en asesinarte.
Silencio.
Más silencio. Ahora que lo pienso, las cosas empiezan a tener sentido.
–Bien. Estoy muerto y debo seguir el camino tenebroso por en medio del bosque tenebroso para seguir el camino. Si no te molesta, me puedes decir ¿por qué tu no has seguido el camino? –le pregunto mientras me siento a su lado. ¿El tiempo será diferente aquí….. y dónde es aquí?
–Estoy esperando a mi parabatai.
–Entiendo, ¿entonces también debo esperar a Alec? –su risa me desconcertó por completo, no fue una risa educada o recatada. Fue una carcajada. Este imbécil se estaba burlando de mí.
–Alec estará con Magnus un par de décadas más. ¿No te diste cuenta que no envejeció como ustedes? Magnus podrá no tener el poder de hacerlo inmortal, pero sí está haciendo todo lo posible por alargar su existencia en la tierra. –Maldición, sabía que no era normal que Alec todavía se viera como si tuviera 30 años cuando en realidad debería tener 73–. Tienes la típica mirada de rubio descerebrado. No debes preocuparte por Alec, él va estar bien.
–No entiendo. Entonces ¿por qué tu sí estas esperando a tu parabatai?, ¿hace cuanto moriste?
–No seas atrevido, un cazador de sombras respetable no le revela su edad al primer muerto que ve en la noche. –en cualquier momento, Ojitos Azules iba a terminar con un golpe en su (perfecta) nariz.
–Esta bien. Entonces, ¿cuál es tu nombre?
–William Owen Herondale –respondió el hermano Zachariah desde una balsa que apenas estaba tocando la orilla.
De inmediato, a una velocidad que me hizo dudar de mis habilidades como cazador de sombras, William estaba de pie y estiraba su brazo derecho para ayudar al hermano Zachariah de la pequeña balsa. Desde el casi asesinato del hermano silencioso era obvio que algo en él había cambiado, ahora era un cazador de sombras de la misma edad mía y de William, las marcas de su rostro habían desaparecido por completo y la runa parabatai en su cuello, parecía estar brillando.
Los dos se quedaron a medio paso de distancia y se quedaron mirando, bajo la camisa de William al empezaba a brillar también. Se miraron por un largo tiempo, justo a los ojos, justo al alma. Sabía muy bien que éste era un momento íntimo, que debía apartarme y darles su espacio, pero había una fuerza que me atraía y no me dejaba abandonar esa escena, una fuerza más poderosa que cualquier magia en el mundo. Algo que yo también había sentido por una persona que ahora sabía estaba bien en la tierra.
El medio paso de distancia desapareció y se convirtió en el abrazo más afectuoso que había visto en mi vida, empecé a sentir algo extraño en los oídos y me di cuenta que lo que estaba escuchando era el fuerte latido de mi corazón, mi vista se nublo y no tengo la menor idea del por qué estaba llorando, pero simplemente no podía contenerme. Creo que el destino me dio el privilegio de ver personalmente lo que era el amor a través de los años. Y me ratificó una vez más que jamás el amor va ser destrucción o debilidad, porque los dos guerreros de la vida que tenía en frente mío más que cazadores parecían ángeles en busca de alas.
En ese momento me di cuenta que yo también debía esperar a la misma persona que unos años atrás me había enseñado que el poder más fuerte del universo es el amor. Di un paso a un lado porque juro que si los seguía viendo le iba a preguntar si alguna vez fueron novios, y no es que hubiera algo de malo, sino que siendo parabatai, eso hubiera sido imposible.
–James, este es Jace. Y no es igual de guapo que yo –dijo William sin dejar de mirar a… ¿James?
–¿Tu verdadero nombre es James? –dije mirando al hermano Zachariah como si jamás en mi vida lo hubiera detallado con atención.
–Llámame Jem.
–¿Verdad que no es tan guapo como yo? –dijo de nuevo Ojitos Azules.
–Mi querido William, nadie en la tierra es tan guapo como tu.
Eso fue lo último que les escuché decir. Luego Jem pasó su largo brazo por encima de los hombros de William y empezaron a caminar por en medio del bosque que ya no era tan oscuro ni tan tenebroso, porque sus runas parabatai se encendían como si hubiera fuego celestial en sus venas, pero no era así, porque sus propias almas estaba forjadas con la misma sangre del Ángel Raziel y mientras estuvieran juntos, jamás dejarían de brillar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario